Continuando con el blog anterior la segunda cosa que provoca la decisión de perdonar a alguien es la misericordia.
¿Cómo podemos perdonar eso que tanto nos lastimó?
La respuesta es:
Perdona a la persona, no sus acciones.
La razón que por la que nos cuesta perdonar es porque verdaderamente fuimos lastimados por una persona a la que amamos. Es por esa razón por la que luchamos todo el tiempo en perdonar. Pero si vemos a la persona y no su acción, automáticamente nos costará menos hacerlo.
Dios es un Dios de misericordia, perdón y de nuevas oportunidades. Él nos ama y no ve nuestra acción si no a nosotros y lo que somos para Él. Por eso la palabra dice que Dios ama al pecador pero no al pecado. Constantemente podemos ver el perdón De Dios en nuestras vidas. Siempre está pendiente de nosotros. Sabes ¿cómo lo veo? Como cuando está un papa con su hija, la manera en que enseña, la acorta y la ama aunque haya cometido un error. El error no te hace menos, El error no te hace malo, El error no te hace no deseado, El error no cambia quién tú eres y lo que vales. Algunos errores surgen a causa de un desconocimiento. Dios no te juzga, el te ama. Su amor por ti nunca va a cambiar. Él está dispuesto a perdonarte una y otra vez. Los errores que cometemos no hacen que Él nos ame menos. Simplemente no cambia. Si Él lo hace con nosotros creo que es una razón suficientemente válida para nosotros hacer lo mismo. Perdona a la persona, perdona porque amas. Si amas a la persona, serás capaz de perdonarla viéndola a ella y no la acción que causó ese dolor. Termina tu semana perdonando, amando y cumpliendo lo que Dios mandó.
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