Hace 5 años empieza el sueño. Me gradué del colegio y tenía que escoger una universidad. Estuve indecisa por meses entre dos opciones, hasta que un día Dios me respondió que yo podía elegir la que quisiera y que Él se encargaría de pagar. Fue fácil creerle cuando tenía los recursos, pero lamentablemente en mi último año de universidad mi familia me dice que ya no puede pagar mis estudios.
Me puse a la tarea de buscar trabajo, pero ninguna puerta se abría, y pesar de eso, yo seguía creyendo que se cumpliría su promesa. Busqué muchas alternativas, pero un día Dios puso en mi corazón debía hablar con la universidad y contara mi historia. Desde el momento en que hablé no sólo sentí un peso menos, sino la decana de mi facultad se solidarizó inmediatamente con mi situación. Salí de esa reunión confiada que aún no teniendo nada, Dios haría todo.
A las semanas, recibí la llamada que parecía imposible, la universidad me dio una beca completa, y se me notificó que nunca había ocurrido un caso así en todos sus años de funcionamiento.
¡Sigue creyendo, su fidelidad y amor sobrepasa cualquier problema!
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